Desprevenido llegó el día
en que la casa quedó en soledad
No más llegadas ni adioses
no más esperas ni madrugadas
La noche pasó de largo
por la ventana
y salió implacable el sol
Nadie quería mirarlo
Mirta L. Urdiroz
en que la casa quedó en soledad
No más llegadas ni adioses
no más esperas ni madrugadas
La noche pasó de largo
por la ventana
y salió implacable el sol
Nadie quería mirarlo
Mirta L. Urdiroz
6 comentarios:
A las 11 de octubre de 2007, 15:11 ,
Gustavo Tisocco ha dicho...
Melancólico poema como las eternas casas de nuestras vidas...
Un abrazo Gus.
A las 11 de octubre de 2007, 18:11 ,
Anónimo ha dicho...
bonita despedida, Mirta, a un ser querido.
un beso
A las 13 de octubre de 2007, 20:15 ,
Viviana Álvarez ha dicho...
Muchas veces no queremos mirar el sol, pero... siempre está la gota de esperanza para enfrentar cada día con alegría. Bello poema Mirta, se queda, se instala...
A las 9 de noviembre de 2007, 23:25 ,
Lidia Gaytán ha dicho...
Hay dias que no se ven más que sobras. De día y noche es igual. no hay diferencia.
Melancolía, melancolía.
Me gustó el texto.
Saludos,
A las 11 de noviembre de 2007, 22:24 ,
Luis Lema Osores [L3mOs] ha dicho...
La soledad por pérdida de un ser querido...¡¡Tremenda soledad!!
Besos amiga.
L3mØs
http://musica-y-poesia.blogspot.com
A las 14 de abril de 2008, 22:02 ,
Anónimo ha dicho...
Ah,la soledad,cuantas noches ,en cuantas casas!Rosa Lía
http://dospoetas.blogspot.com
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